MONÓLOGOS DE PERSONAJES SIN CUENTO: #32

"Ya no sé más que hacer" el nuevo monólogo de Tebby Vargas. No te lo pierdas!

Ya no sé más que hacer

Tres horas
Estuve
Mirando un árbol…
Te vas a cagar de risa
Pero es verdad.

Tres horas estuve mirando un árbol, y sus hojas crecían.
Las extremidades de sus ramas,
De a poco se movían.

Sentado en el pasto, me colgué observando, un hermoso árbol
que me atrajo…
De chico, jugaba en el, y sentí, que era un buen momento, para apreciarlo y navegar en recuerdos de la niñez…

Mientras lo miraba, algunos conocidos pasaban y me observaban raro…

Me pareció medio incómodo para mí… Porque…no sé qué habrán pensado…
Yo me sentía medio hipnotizado…

Me levanté, me fui a mi casa, y decidí ir al día siguiente, pero cuando no haya nadie… Quizás, por la noche…

La noche siguiente fui. Tipo dos a.m.
Me lleve un termo con café… dos manzanas y un alfajor fantoche, blanco…

Lo miré
Lo miré
Abajo
Arriba
Abajo y arriba
Entero
Al medio
Las hojas
Sus tallos

Me quedé mirando el árbol, y después de dos horas y media, con mi mirada fija, comencé a ver, cómo el crecía…

Sus hojas se estiraban como chicles verdes, pero el tronco y ramas, aún no se movían…

Me recosté, deje de mirarlo por unos segundos, me aguante la respiración, y además de poder escuchar mi corazón, logré sentir, cómo se movían sus raíces por debajo de mí…
En ese momento me levanté, y observé como sus ramas, las más altas, se estiraban, cómo un elástico y volvían a su lugar original, pero de a poco, cada vez que se estiraban, crecía un poco más.

Por un momento, la tierra vibró, y del árbol, cayó mi viejo Boomerang, que una vez perdí…
Lo dejé ahí, y seguí
con mi mirada fija en las ramas altas.
Aunque parecía ya no crecer más…
Me relajé, me acosté en el pasto un rato, tomé un poco de café, e intenté reflexionar, sobre lo que había visto.

No sabía si creer en lo que veía, o pensar que el café que tomo, tiene algún tipo de anfetaminas, pero no creo. Mi cuerpo no estaba tenso.

Me levanté, tomé mi Boomerang, lo usé, y después de 17 años, funciona… Quizás tenga que lijarlo y pintarlo… Es bueno, un tío me lo había traído de Australia…
Según él, lo encontró en la bolsa de un canguro muerto que habían cruzado en la ruta…
En fin.

Me fui a mi casa, mientras ya casi se había hecho de día,
y cuando estoy por ingresar a casa, recordé
que olvide mi termo con café…

Ya estaba medio lejos…
Pero.. ¿alguna vez le han perdido un tupper a la mamá?
Bueno, este era un termo Stanley, imaginate mi vieja como se iba a poner a la mañana cuando quiera tomar mate…
Así que decidí buscarlo. Agarré mi bici que estaba en el garaje y fui muy rápido a buscarlo.
Mientras voy llegando por la plaza, ya tipo… 6:30 de la mañana, comienzo a escuchar a lo lejos, sonidos de herramientas…
Ya un poco más cerca, veo la copa del árbol, me voy acercando rápidamente, escuchando cada vez más el ruido de lo que aparentaban ser cortadoras de césped…
Me aproximó a una distancia la cual ya puedo ver el termo en el piso.
Y a lo lejos, veo unos tipos con unas motosierras, acercándose al árbol…

Me bajo rápidamente de la bici, agarro el termo, e intento subirme al árbol. Escucho que me gritan, pero me subí igual.

Se aproxima un señor de bigote, y en voz de enojado me dice… ¡O te bajás, o te bajo yo!

Inmediatamente subí lo más alto que pude, mientras esta persona venía atrás mío. De repente ya no tengo adónde ir. El señor me mira, toma la motosierra que colgaba de sus espalda, y me dice, con sus ojos sobresalidos de su cara y voz maléfica:
Oye … «Mira lo que puedo hacer…» mientras se afeita el bigote con la cadena de la motosierra…

En ese momento, lo único que se me ocurrió, fue tirarle con el termo en su cabeza, y fue lo que hice.
Él cayó desde muy alto, lo tiré,
y yo salté, y justo antes de caer…


Me desperté.

Por Tebby Vargas.