LA EXPERIENCIA LOUTA: TE ATACA POR TODOS LADOS
Estuvimos presentes en la 1era vez del músico en Villa María y esta es nuestra cobertura. Texto y fotos.
Único. Louta llenó Madre Selva un jueves a la noche, en vísperas de un viernes laborable/cursable como cualquier otro. Este sea quizás el mejor ejemplo para explicar la dimensión que está tomando este personaje, creado por Jaime James, a una velocidad admirable. Incluso inventamos la palabra»cursable» para evidenciar su franja etaria de fanáticos, que cruza la adolescencia con la juventud adulta, y genera una heterogeneidad de público tan amplia como su estilo musical y escénico.
Llegamos al lugar, y Madre Chicha nos recibió de la mejor manera, invitándonos a pasar casi bailando al compás de su cumbia electrónica rockera, esa que logra dibujar una sonrisa en cada espectador, mientras el cuerpo responde a los estímulo musicales independientemente a las órdenes que le de cerebro.
El bar ya estaba completo en un gran porcentaje, y la gente parecía ansiosa de ver por primera vez en Villa María a este cantante, compositor y productor de Buenos Aires que con el éxito de su segundo disco Enchastre, afirma que no es algo pasajero, ni música del momento, sino todo lo contrario: es un búsqueda artística que experimenta de manera original tanto en el plano compositivo como en el escénico, y que juega con la estimulación y experiencia del espectador rompiendo los parámetros establecidos.
Minutos antes de la una de la mañana, Louta sube al escenario con sus dos puños arriba, cual boxeador, y anuncia el inicio del show. Vaya si lo fue, porque no es un recital, es un show, con elementos escenográficos y bailarines incansables a su lado, el artista despliega todas sus armas para llevar al extremo la experiencia del público.
Claro que no está solo, sino muy bien acompañado, a los bailarines -de impresionante e indispensable labor- hay que sumarle una cantante que se lleva puesto las exquisitas interpretaciones de Marilina Bertoldi y Zoe Gotusso en el último disco, y las hace suya con una actitud sublime; un baterista y un guitarrista que la rompen en momentos precisos del show, cuando éste necesita de la fuerza inimitable de estos instrumentos sonando en vivo y, además, dos monstruos con cabezas de bola de espejos que tienen el poder de convertir el lugar en una galaxia en un abrir y cerrar de ojos.
Podrán imaginarse el resto: Una conexión instantánea de Louta con su público, con una energía que viajó siempre en dos direcciones, del escenario a la gente y de la gente de vuelta al escenario. Por supuesto que, más allá de todo artilugio, la esencia de este proyecto artístico son las canciones y fue lo que hizo vibrar a un Madre Selva repleto un jueves por la noche. Sonaron todos sus grandes temas, con Enchastre que redobla la puesta de su primer disco homónimo con verdaderos hits poperos pero sin perder su esencia inicial que lo hace único.
Párrafo a parte para su aparición entre el público dentro de una bola gigante, transparente y lumínica, con papelitos brillante volando en su interior, ya un clásico de sus recitales. No hay manera de resistirse, te ataca por todos lados y la experiencia se vuelve superadora, es más que un recital, es más que un espectáculo teatral, es más que un escenario y un par de luces, es un evento que rompe estructuras y empuja límites. Es Louta en vivo y vale la pena experimentarlo.