JUANITO EL CANTOR Y EL CALOR DE SUS CANCIONES

El cantante y compositor visitó nuestra ciudad. Acá nuestras impresiones del show.

Juanito El Cantor se presentó en Polaroid House con todo su repertorio interpretado en formato dúo, junto a Nicolás Soares, integrante y compañero de La Nube Mágica. Antes, pasó por el escenario el cantante y músico de La Plata, Nico Piró, ambos se encargaron de volver cálida una noche de temperaturas muy bajas.

Cerca de las 00:00 hs, en esa unión -o separación- de horas que nos avisan rutinariamente el fin de un día y el comienzo de otro, Nico Piró se presentó frente a un público en su mayoría nuevo para él, cerró los ojos y comenzó a tocar sus canciones, a guitarra y voz, envueltas en una enorme melancolía, con una voz muy particular: resquebrajada, potente, muy aguda por momentos y grave por otros, utilizando estas características como el vehículo principal para transmitir fuertemente todas sus emociones.

Luz tenue, silencio absoluto, guitarra serena y una voz que no necesitaba micrófono, jugando con falsetes y con sus letras estremecedoras, generaron un ambiente ideal para abrir la noche musical de un jueves en Polaroid House.

Luego llegó el turno de Juanito El Cantor, acompañado en el cajón peruano y coros por Nico Soares. Recién llegado de su gira por Europa, Juanito mantiene un estilo entrañablemente caricaturezco: con el cabello y la barba compitiendo por su mayor extensión, confundiéndose  y mezclándose entre sí, zapatillas de lona rojas, una camisa de jean con estilo mejicano y un semblante serio escondiendo su gran carisma y el buen humor que mantuvo durante todo el tiempo que duró el show.

La poesía comenzó a fluir desde el primer tema, porque si algo caracteriza a este cantante y compositor es su facilidad para contar historias de la manera más bella posible. Las palabras surgen y se van acomodando mágicamente como si cada una hubiera sido creada para ocupar especialmente ese lugar en cada canción en particular, apuntando directamente al corazón. Y por lo general, siempre aciertan, pero como él mismo dijo bromeando en el recital «si alguno se siente identificado… problema suyo«.

Canciones como «Ay mi gorrión!«, «Una flor«, «¿Dónde está la luz?«, «El vals de la juguetería» y «Bolero» elevaron la noche a otro nivel, que alcanzó la estratosfera con «Conejos» y «uh uh uh» haciendo participar a las voces femeninas del lugar, que se animaron a ayudarlo en partes de las canciones que son cantadas por mujeres en su versión original. Ahí el recital se convirtió en fogón, con un hogar a gas simulando las leñas al lado del escenario, la gente sentada al rededor del cantante, perros durmiendo junto a él y todos cantando en una sola voz.

Los broches de oro fueron: el infaltable «Amarillo» y el pedido por el público «Quiero ser un actor«, cerrando de la mejor manera un jueves que ya se había convertido en viernes.