MONÓLOGOS DE PERSONAJES SIN CUENTO: #23
Sobre un encuentro en la plaza mientras le das de comer a las palomas. Por Tebby Vargas.
Un martes que se transformó en canción
Tengo una biblioteca atrás del inodoro en al baño
Dos palomas sueltas en la cocina
Una tortuga siamesa
Un televisor viejo que no se apaga desde el 2007
Un pica flor que se electrocutó, y está duro, adentro de un frasco de vidrio.
Tengo sentimientos con personalidad,
y cada uno de ellos me dice donde es el final.
Sueño con roces en la piel, de arena fina que me da placer.
Supe darme cuenta que mi vida es mía, y no la tienes que entender.
¡Hola! Mi nombre es Armando Flores
Tengo una empresa de detalles.
Me dedico con mi equipo a realizar detalles de todo tipo.
Trabajamos en instituciones, empresas,
Municipalidades y también en eventos.
Nos encargamos de mejorar, tapar, y arreglar todos aquellos pequeños detalles que en algún lugar puede haber. Realizamos trabajos en todo el país, y me la paso viajando en colectivo.
Fuera de eso tengo una vida normal, pero muy acompañada, de gente, cosas y animales que le dan sabor a mi vida.
Hoy sinceramente estoy triste. Pasé tres horas sentado en el inodoro leyendo mis revistas de chistes que compro en las distintas terminales de ómnibus por donde paso.
No me pude reír ni una vez.
Tengo un exceso de emocionalismo y no encuentro nada que me haga sentir bien.
Me duele la parte media de la espalda y pienso mal de todos.
Sinceramente algo me duele y no sé qué es.
Posiblemente sea mi corazón.
Les voy a contar una historia, una historia de amor.
Para que sepas que todos somos el raro fetiche de alguien más.
Hace un tiempo me enamoré de la mente de una chica que conocí en la plaza mientras le daba de comer a las palomas.
Yo me encontraba sentado en el mismo banco en el que me siento todos los martes
Y de la nada siento una voz finita que me dice: “otra vez vos acá con tus migas, siempre te veo desde la ventana de mi pieza, cada martes me asomo y vos estás acá sentado, hoy bajé porque me dan ganas de conocerte”
Me quedé medio impactado y en un instante pensé, y le dije:
– ¡Qué miedo! (Sonriendo suavemente) jajaja, no me digas que sos vos la persona que hace sonar su acordeón todos los martes. Yo siempre me siento aquí y escucho esas melodías hermosas..
– ¡Si! Soy yo (me contestó) yo todos los martes practico mirando por la ventana de mi pieza, y vos, sos mi inspiración, te veo acá tan solo siempre sentado del mismo lado del banco, dándole pequeñas migas a las palomas, hoy decidí bajar y dejé mi instrumento en casa, quería contarte que tengo más de trece canciones que escribí mientras te miraba… ¡sos pura inspiración para mi!
Sinceramente en ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas… “generalmente estoy triste cada martes que me siento aquí” le comenté.
Me pareció increíble que mi tristeza pueda ser la inspiración de alguien más.
Me levanté del banco, y la abracé.
Sus brazos me envolvieron de una forma tan sincera que me quedó ese recuerdo marcado en mi cuerpo.
Ella me miró y me dijo… “vení quiero que escuches todas las canciones que escribí”
Me levanté.
Le di todas las migas a las aves
y caminé contento hacia la casa
de la ventana donde cada martes escuchaba el acordeón.
Subí unas escaleras grises, había olor a palo santo, entramos a su casa y dos gatos me recibieron, había muchos cuadros, no había mesa ni sillas, todo era muy bajo, con alfombras, y almohadones
“Sentite como en tu casa” exclamó…
Inmediatamente me senté en el balcón de su ventana, y me prendí un cigarrillo, observando el banco que siempre frecuentaba.
Suavemente se empezó a escuchar ese acordeón y por detrás, una voz cantaba…
Algo así como: “mientras el sol de un martes brillaba,
Un corazón que estaba solo alimentaba.
A algunas aves, que en la plaza se encontraban…”
Mientras yo fumaba escuchaba.
Que desde atrás mío, ella cantaba.
Cosas tan ciertas como lo que sentía
Palabras tan lindas como su sonrisa
Melodías tan bonitas
Letras tan precisas
Me senté en la plaza cada martes
Con mi corazón vacío
Y termine lleno de alegría
Por que encontré que alguien
Con mi tristeza
Algo bueno hacía.
Por Tebby Vargas.